La actividad política en cuanto búsqueda del poder para dedicarse al servicio del bien común es un campo de la vida humana que el católico no puede ignorar. Por el contrario, debe valorarlo e interesarse en él, pues de su adecuado desarrollo depende el bien integral de todos los miembros de la sociedad.
Se acercan las elecciones regionales que tendrán lugar el 29 de octubre. Serán elegidos concejales, alcaldes, gobernadores y diputados para las asambleas departamentales. Las elecciones nos permiten escoger a algunas personas que, actuando en nombre nuestro y propiciando la colaboración todos, diseñen políticas públicas, desarrollen proyectos y realicen obras en favor del bien común de nuestras comunidades.
Es importantes votar entonces con libertad, honestidad y responsabilidad. Hay que desterrar la lamentable práctica de la compraventa del voto porque desvirtúa totalmente su sentido. El solo hecho de que alguien pretenda “comprarnos” es una ofensa a nuestra dignidad. Es corrupto quien compra el voto y quien lo “vende” es deshonesto. También lo es, quien vota simplemente en función de sus intereses personales como, por ejemplo, para asegurar un puesto en la administración municipal.
¿Por quién debemos, entonces votar los ciudadanos y en particular los católicos?
En primer lugar, debemos votar por personas íntegras, de buena fama, que se destaquen por sus cualidades personales y morales y que tengan la preparación adecuada para el ejercicio de las distintas responsabilidades; personas que se hayan caracterizado por su actitud de servicio desinteresado a la comunidad y en especial hacia los más vulnerables y que, en su manera de ejercer la actividad política, no exacerben los odios y las divisiones, sino que más bien sean capaces de escuchar y generar consensos.
Sería, por ejemplo, un acto contrario a la moral votar por alguien de quien haya serios indicios sobre su participación en negocios ilícitos como el narcotráfico o en la comisión de actos criminales o de corrupción.
En segundo lugar, debemos votar por personas que en sus programas de gobierno tengan en cuenta algunos valores y principios fundamentales para la convivencia social y el respeto de la dignidad humana como: la búsqueda de la justicia social, la promoción de las personas y comunidades más desfavorecidas, el respeto por la inviolabilidad de la vida humana desde su concepción hasta la muerte natural. Para un católico, por ejemplo, sería inadmisible votar por candidatos que promuevan el aborto, la eutanasia o cualquier tipo de ideología que debilite el valor de la familia, célula fundamental de la sociedad.
Además de prepararnos para votar libre, honesta y responsablemente, es necesario vivir el tiempo de las campañas y de las elecciones en un clima de concordia y de diálogo sereno. A veces, desafortunadamente, las contiendas políticas dan lugar a confrontaciones violentas que terminan por dañar la unidad de las comunidades e incluso de las familias. Nada más contradictorio que la búsqueda del bien común termine por enfrentarnos y dividirnos en lugar de conducirnos a la unidad y el trabajo mancomunado.
Pongamos bajo el patrocinio de Nuestra señora de la salud de Bojacá las elecciones para que redunden en bien de los municipios que hacen parte de nuestra diócesis de Facatativá, de nuestro departamento y de la patria entera.
Facatativá, septiembre 10 de 2023.
+ Pedro Manuel Salamanca Mantilla
Obispo de Facatativá
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