Partimos del concepto de que la oración es un tema inherente al ser humano, que es algo tan humano y tan necesario como comer, respirar, dormir, hablar, trabajar, pensar, amar, etc., por consiguiente nos concierne a todas las personas, es de aquí de donde nos surge en estos tiempos, el interés de presentar a ustedes este artículo, el cual trata de aportar algunas ideas que nos sirvan de motivación para que otras personas participen, de tal forma, que con las diferentes contribuciones y puntos de vista se pueda enriquecer el tema de la oración experiencia de vida. Por ende, este escrito esta direccionado a que sirva de fuente de inspiración que conduzca a una persona a que en cualquier momento de su vida profundice en ella y se haga más consciente de su objetividad y eficacia, de modo que la oración sea el motor que la impulse a afianzar y fortalecer su fe y esperanza en Dios, y en virtud de ello, en tiempos de salud o de enfermedad acuda a ella, logre conscientemente entrar en intimidad con Dios, alcance la bendición y encuentre así el bálsamo que la conforte y le de ánimo en su condición de fortaleza o de vulnerabilidad. En este orden de ideas se exploran en la Sagrada Escritura aquellos eventos, en que distintas personas en circunstancias y momentos diferentes oran, entran en contacto con Dios y logran la gracia. Como también se consideran los aportes que sobre la oración han realizado algunos autores, los cuales estimulan e impulsan a la persona a orar.
Como referencia iluminadora se toma el texto de Mateo 6, 6 que sobre la oración nos dice: “Tú, en cambio, cuando vayas a orar, entra en tu aposento y, después de cerrar la puerta, ora a tu Padre, que está allí, en lo secreto; y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará”. Vemos como el Señor a través del evangelista san Mateo nos enseña la manera como se debe orar para obtener la recompensa, y nos invita a entrar en nuestro aposento, es decir, a entrar en nosotros mismos, a cerrar la puerta de nuestro interior para encontrarnos en secreto con el Padre, ya que fuimos creados por Él, para estar en comunión con Él, para cerrar habitualmente la puerta y quedarnos a solas con Él, esto es, que para orar necesitamos un horario fijo para todos los días, una preparación, un espacio apropiado, un ambiente tranquilo; preparar y disponer el corazón en soledad y silencio interior; vaciándonos de todo aquello que nos atormenta o nos preocupa, de todo aquello que nos comunica con el mundo exterior; aquietándonos, permaneciendo atentos y vigilantes; de tal manera que contando ya con esa paz interior, permitir que Dios llene todo nuestro ser. Y estando conscientemente en esta disposición poder tener ese encuentro intimo con el Señor, en el que podamos hablarle, escucharlo, acogerlo y amarlo, de tal forma que acudiendo asiduamente a esta cita de amor, en donde contando con la presencia y la atención del Padre en lo secreto, estamos conscientes de que nos ve y nos oye, y entonces tenemos la seguridad viva de que estamos reunidos con Él en un verdadero y sublime coloquio de amor, en donde podemos contarle nuestras alegrías y nuestras penas, en donde el Padre puede ver con su Amor nuestro gozo, triunfo, bienestar, acción de gracias, etc., como también nuestra derrota, nuestra miseria, nuestra enfermedad, dolor, angustia, tristeza, desolación o sufrimiento y derramar sobre nosotros su Misericordia, de tal manera que viviendo diariamente la oración en estas circunstancias, ésta se convierte en una experiencia cotidiana de la vida.
Ahora bien, cuando nos aproximamos al concepto de lo que es la oración, encontramos que la oración es la obra de Dios en cada uno de nosotros, es un encuentro, un diálogo con él, es un don de Dios en donde a pesar de ser un don a orar se aprende orando; la oración es un privilegio que tenemos los humanos ya que podemos dirigirnos a nuestro Creador cada vez que queramos y de manera instantánea; la oración es una vocación en la que Dios nos llama a estar con Él, es un espacio para que la gracia de Dios actúe en nosotros con toda su fuerza y vaya saciando nuestras expectativas, nos vaya transformando, nos vaya llenando con su gracia, con su presencia. Encontramos que la oración tiene un dinamismo de acción de Dios sobre nosotros, ya que es el amor entre Dios y nosotros, que nos estamos amando en la oración, en donde, nuestro corazón recibe el amor de Dios y nuestro corazón se entrega a Él, es así, como el camino de la oración se vuelve camino de intimidad, de estar con aquel que nos ama infinitamente y a quien tanto amamos. Observamos que la oración es una presencia real, estamos con Él y Él está con nosotros, por eso concebimos la oración como un diálogo, un encuentro, una obra de Dios en nosotros, en la que su amor nos permite estar en intimidad con él, es decir, que todo lo que nos sucede en el diario acontecer puede convertirse en diálogo con el Señor, de tal forma, que progresivamente la oración se convierte en hábito, hábito que se convierte en virtud, en donde Dios habita en nosotros y nosotros habitamos en Él, virtud con la cual nuestra vida se hace oración y nuestra oración se hace vida, y así podemos ver la oración como experiencia de vida.
Encontramos en la Sagrada Escritura que la oración forma parte del ser humano y que desde la creación es la manera como cada persona y el pueblo se comunica, interactúa, comparte y vive en unión con Dios, observamos en las narraciones de la creación (Gen 1-2) que la oración es iniciativa divina, Dios bendice la vida, los animales, al hombre y a la mujer; Dios, dice-bien (bendice) de cada obra de sus manos y luego es el hombre quien imita a su Creador, por lo tanto, la oración es primero un llamado de Dios y después una respuesta del ser humano. Ahora bien, al recorrer paso a paso las narraciones bíblicas de los momentos en que alguien aparece orando o se hace referencia a la actitud de oración, encontramos que la oración es un tema común, un hilo conductor, una palabra clave en toda la Sagrada Escritura. En este recorrido encontramos una visión integral del sentido de la oración, de las características y de los estilos de oración, encontramos una idea de oración como un vivir o permanecer en Dios, ya que por medio de la oración la persona habita en Dios y Dios habita en la persona, es decir, que el concepto de oración no solo se limita a rezos sino a vivir en Dios, amándolo y guardando sus mandamientos.
Observamos que en la oración personal y comunitaria el pueblo de Dios vive su intimidad con Dios, lo que hace que la oración sea parte integral de la vida misma de la persona y de la comunidad, en consecuencia, la oración siendo algo inherente a la persona y al pueblo de Dios, hace parte de sus costumbres, de su idiosincrasia y de su diario vivir, es lago nato que va en cada persona y en la comunidad; la oración es parte esencial en la vida cotidiana, ya que la oración está integrada a la vida y a la misión de cada persona y de la comunidad. En la Biblia de comienzo a fin encontramos una variedad de expresiones de oración, en las cuales están implicadas y penetradas las diferentes situaciones de la vida, tanto las personales como las de las comunidades; estas expresiones de oración, se manifiestan en una variedad de formas de oración que van desde la de petición, de súplica y de intercesión hasta la de bendición, de alabanza y de acción de gracias. Observamos además, que la oración es expresada en diferentes circunstancias de la vida: en momentos de salud, de enfermedad, de alegría, de tristeza, de triunfo, de derrota, de éxito, de fracaso, de incertidumbre, de dolor, de agonía, de debilidad, de angustia, de tentación, en el nacimiento, en la muerte, en los sacramentos; para pedir la curación, la fortaleza, el Espíritu Santo, el discernimiento, etc.; de tal manera que al recibir una bendición Divina la persona responde con oración y genera la oración de otras, es así como el ser humano puede valerse de toda esta riqueza espiritual para fortalecer su fe y ser impulsada a orar, a entrar en intimidad con Dios, en unidad de amor, en un coloquio de enamorados; de tal manera, que en esta realidad, en que se vive en todo momento la práctica de estos virtuosos hábitos de oración, la persona recibe la compañía, el apoyo, la seguridad, la salud física y espiritual, la paz, la fortaleza, la felicidad, la fe y la santidad que solo Dios puede dar.
Carlos Julio Guillén Rojas
Ministro Acolito – Candidato al Diaconado Permanente
9 respuestas a «La oración como experiencia de vida»
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Excelente artículo que nos lleva a refugiarnos en la oración para tener esa cercanía y esa intimidad tan necesaria con nuestro Señor🙏
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Excelente articulo. Define claramente el sentido de la oración como la mejor forma de dialogar con Dios. Para conocerlo, alabarlo, ser agradecidos y conocer su voluntad. Es una gran motivación para entender que la vida sin oracion no es vida desde nuestra espiritualidad cristiana.
Felicitaciones y espero que este articulo tenga una gran acogida y pueda ser utilizado en los procesos de Evangelización de la diócesis de Facatativa y de todo el país -
La Oración es parte inseparable de nuestra vida cotidiana, en todo momento, en todo lugar, en todo tiempo y en toda situación. . La Oración es como el Oxígeno en los pulmones. La Comunión constantemente con Dios es la que hace que.tengamos vida. Dios es todo en está vida y en la otra. En la Eternidad
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Muchas veces estamos acostumbrados a repetir las mismas palabras en oracion pero como la hacemos con el corazón abierto con sinceridad? El sentido de oración la debemos aprender desde lo que quiero expresar y lo que más le agrada a DIOS de mi desde mi propio sentimiento y de mi espíritu y corazón conjugados con el amor la fe y el agradecimiento y la esperanza puesta en el
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Con mucha facilidad logró incluir los aspectos primordiales de la oración, las clases de oración los estados anímicos de los orantes, las circunstancias externas que los rodean, felicitaciones por compartir lo que una persona orante vive en la oración y quiere que otros vivan.
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Que buen artículo, muy completo y elocuente. Deja bellas enseñanzas como que la oración es el vínculo vital entre el creyente y Dios. Es el canal directo para comunicarse, expresar gratitud, buscar orientación y fortaleza espiritual. La importancia de la oración radica en su capacidad para nutrir una relación íntima con Dios, fortaleciendo la fe y fomentando un sentido de paz interior. A través de la oración, el creyente reconoce la presencia divina en su vida diaria y se sumerge en la voluntad de Dios. Es un acto de humildad y entrega, donde se reconoce la dependencia de Dios y se confía en Su amor y sabiduría. La oración no solo fortalece la relación individual con Dios, sino que también une a la comunidad de creyentes en una comunión de fe y amor. En la tradición católica, la oración toma diversas formas, desde la liturgia de la Iglesia hasta la oración personal espontánea. Independientemente de la forma que tome, la oración es un poderoso medio para experimentar la presencia amorosa y transformadora de Dios en la vida del creyente.
Muchas felicidades para el autor, espero seguirle leyendo en estas disertaciones. Bendiciones
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Muy acertada la explicación del Diácono Carlos Julio Guillén Rojas, sobre la oración ya que es la base de la relación del hombre con Dios.
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Éste artículo sobre la oración me parece excelente. Está bien argumentado y es muy coherente.
Gracias por éste aporte para nuestra formación espiritual. -
Gracias por este artículo que nos ayuda a valorar los momentos de oración o encuentro íntimo con el Señor, este acto de amor, de alabanza, de adoración, de glorificacion, de bendición, de agradecimiento, de reparación y de reconocimiento a nuestro buen Dios. Mientras más se ora más se agranda el amor, la luz, la vida de Dios dentro de nosotros. Por último recordamos que la Virgen María en todas sus apariciones nos pide Oración y en especial el Santo Rosario
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